lunes, 26 de abril de 2010

Eleccion de Rector

La Plata, Abril de 2010

Declaración de la Federación Universitaria de La Plata (FULP) ante la asamblea de rector

Hoy, a tres años de la última elección de rector de nuestra Universidad, nos reunimos en una nueva asamblea universitaria convocada para renovar las autoridades de la UNLP. Siendo éste el máximo órgano de decisión, que reúne a las distintas facultades y los miembros de los claustros de docentes, trabajadores no-docentes, graduados y estudiantes, entendemos necesario que la asamblea sea jerarquizada como instancia de debate, que trascienda la mera elección de figuras y que sepa convidar a la comunidad universitaria los fundamentos de un proyecto de universidad.
Es preciso poder abordar el problema que atañe a la universidad desde una perspectiva ideológica, políticamente critica de la situación nacional actual, principalmente, porque quienes han conducido la universidad en los últimos treinta años han sido cómplices y gestores de una política extractiva, subordinada a un proyecto neoliberal que ha sabido hundir en las mas terribles de las miserias a todo el pueblo argentino.
En la situación actual, el gobierno nacional desarrolla con una extraordinaria cosmética discursiva, una constante entrega de los capitales nacionales a las bancas imperialistas, un insoportable ajuste a los bolsillos de los trabajadores y una profundización de un modelo que, ante la crisis económica mundial, priorizo proteger todos los capitales privados, dando así la espalda a los miles y miles de desocupados producto de esta situación. Da dato de esto el insistente interés del kirchnerismo por pagar una deuda ilegitima, retomando el falaz discurso menemista de que el endeudamiento genera progreso. Repudiamos el accionar del actual presidente de la UNLP Gustavo Azpiazu, quien expresó su apoyo a la presidenta para el uso de las reservas para pagar la deuda desconociendo nuevamente el cogobierno universitario. Podemos ver la gran deuda interna que el estado mantiene con el pueblo argentino, con un precario presupuesto para salud y educación, una mediocre política de desarrollo económico y una funcional política de subsidio a las empresas privadas para que las mismas no pierdan su tasa de ganancia producto de la crisis.
Estas son solo algunas de las medidas que lleva adelante este gobierno y que recaen principalmente sobre la clase trabajadora y que, día a día conforman el escenario de constante opresión y exclusión. Estas son las medidas que demuestran que el modelo neoliberal no murió en los noventa y que, por lo tanto, pone en discusión el modelo de universidad que el pueblo argentino necesita.
La “democratización” gana espacio en los discursos, en las retóricas, pero la ciudadanía es sistemáticamente negada por las políticas económicas neoliberales que tornan imposible el ejercicio mismo de los derechos ciudadanos. Quien no tiene casa ni comida, quien está desempleado, no puede ejercer los derechos que, en principio, la democracia concede a todos por igual.

Recordemos que el actual rector, Gustavo Aspiazu, asumió en el año 2007 luego de una asamblea escandalosa y antidemocrática. En aquel entonces, impulsamos en las distintas facultades la democratización de la UNLP, es decir, rediscutir la composición de los espacios de cogobierno y poder avanzar en lo que hace a las condiciones de ingreso y permanencia de los estudiantes, entre otros puntos. La respuesta de la Universidad fue trasladar la elección a 300 Km. de la ciudad de La Plata, donde la asamblea universitaria sesionó a espaldas de los estudiantes y de aquellos actores independientes de las autoridades; custodiados además por un operativo policial.
Ya en el año 2008, desde el movimiento estudiantil junto a miembros de otros claustros, impulsamos una serie de propuestas en el marco de la reforma estatutaria, poniendo en discusión un régimen de gobierno que demostró ser anacrónico. Más allá de la positiva inclusión de los trabajadores no-docentes en los órganos de cogobierno, no existió voluntad de avanzar sobre el protagonismo de una minoría de profesores que sigue detentando el 50% de la representación, disminuyendo también la participación estudiantil y finalmente, desestimando una oportunidad histórica de consolidar una Universidad verdaderamente democrática.
En esta ocasión, nos convoca una nueva asamblea, donde se propone un único candidato a rector de la UNLP, quien representa sin lugar a dudas una continuidad de la política de la actual gestión, sostenida por la misma alianza partidaria que ha gobernado en los últimos 6 años.
Por todo esto, insistimos en aprovechar este escenario para avanzar en las definiciones que siguen estando pendientes para grandes sectores de la Universidad, y que involucran la voluntad política de quienes conformamos esta asamblea. Sintetizamos los siguientes puntos:

I Democracia en la UNLP

Este recorrido previo por los hechos de los últimos años tres años, evidencia muchas de las falencias que persisten en los espacios de gobierno de la UNLP.
Entendiendo que, en principio, se hace indispensable respetar los espacios de cogobierno como ámbitos de decisión, no podemos dejar de mencionar que en durante el año 2009 se relegó en forma más que evidente el rol del Consejo Superior, que sesiono tan sólo tres veces, incumpliendo la reglamentación estatutaria que exige que sesiones una vez por mes. Al mismo tiempo, durante este último año también se consolidó la gobernabilidad desde los espacios ejecutivos, como las reuniones de decanos, lo que finalmente debilita los espacios cogobernados y genera un vaciamiento que no hace más que perpetuar el pensamiento uniletaral desde la gestión.
A su vez, se ha profundizando un régimen de gobierno que se sostiene de desde las listas únicas en las elecciones de decano y de claustro docente, que evidencia un entramado de gobierno que ignora voces opositoras y perpetúa un esquema eleccionario que se reduce al recuento de votos y no la discusión de proyectos de Universidad.
El rol esencialmente político que se exige a los consejos directivos, al consejo superior y a la asamblea universitaria, significa también insertar debates que contengan las demandas sociales que involucran a nuestra Universidad. En este sentido, entendemos que no puede relegarse un pronunciamiento que condene la criminalización y judicialización de la protesta estudiantil y que condene la violencia que se ejerce hacia distintos sectores de la sociedad.

II Presupuesto

Entendemos que es responsabilidad indelegable del estado garantizar el presupuesto necesario para el funcionamiento de la Universidad. La crisis presupuestaria de la educación se profundizo en los noventa a partir de políticas neoliberales y privatistas, ý más allá de las criticas esgrimidas discursivamente, nuestra Universidad no ha asumido una búsqueda que posibilite salidas al déficit presupuestario y que refuerza esta exigencia por mayor presupuesto.
La falta de presupuesto es una realidad cotidiana de la UNLP, que ningún miembro de la comunidad universitaria se anima a negar. Aun así, es solo desde el claustro estudiantil y algunos sectores organizados del claustro docente y no-docente que se efectivizan los reclamos presupuestarios, tanto en ámbitos institucionales como hacia el resto de la sociedad.
La discusión presupuestaria también involucra una reconfiguración de distribución de este hacia lo interno de la Universidad. Actualmente, el presupuesto se ejecuta de acuerdo a los entramados políticos de la Universidad, y más aún, en consonancia al prototipo profesional que aporta al programa económico vigente, relegando aquellas carreras que, de acuerdo a esta concepción, no aportan sustancialmente a los intereses del modelo de acumulación.
Sabemos además que el presupuesto para las Universidades nacionales es insuficiente teniendo en cuenta que no prevé incremento salarial para la creación de nuevos cargos docentes ni el pago de docentes ad-honorem; como así tampoco contempla asignación de infraestructura para mejorar las condiciones edilicias de la mayoría de las universidades.
En cuanto a la autonomía presupuestaria, es hoy mucho lo que tenemos para cuestionar y debatir, sabemos que una de las formas privilegiadas de recorte de la autonomía es la cuestión del financiamiento en donde se introducen mecanismos del mercado y se permite el ingreso e injerencia concreta de empresas multinacionales que modelan nuestros planes de estudio o vienen a “lavar su dinero sucio” como es el caso de la minera la Alumbrera y el emprendimiento de Agua Rica (tres veces mayor) en Andalgalá, Catamarca.

III Gratuidad de la enseñanza.

El proyecto de universidad que hoy vemos es funcional a un proyecto nacional que legaliza y legitima la agonía de lo público. Es un proyecto de universidad que queda a medio camino en políticas que habiliten el acceso pleno a la educación pública y gratuita. En el caso de la UNLP, el modelo de ingreso en la Facultad de Ciencias Médicas, la inexistencia de posgrados gratuitos y el aumento progresivo de carreras de especialización y posgrados pagos, son algunos ejemplos que reflejan horizontes políticos, económicos e ideológicos que nada tienen que ver con la lucha por una universidad verdaderamente inclusiva y popular.
En este marco ubicamos también una marcada crítica hacia las políticas de extensión de la UNLP, claramente orientadas a las necesidades del mercado, en lugar de reforzar el vínculo de de la Universidad con la realidad social. Es clara también la orientación que adquiere en este sentido la política de trabajo a terceros, y los programas de “inserción laboral”, que posibilitan una relación precaria entre estudiantes y empresas y/o organismos estatales.



En el plan estratégico de gestión encontremos declamaciones que anuncian la integración de la universidad con la sociedad, pero que finalmente no superan meras expresiones que, tomando los ejemplos antes mencionados, son contraponen con la práctica.

IV Bienestar estudiantil.

La marcada condición de exclusión social, impide a un importante número de jóvenes vislumbrar siquiera la posibilidad de acceder a una formación universitaria. El modelo neoliberal se ha encargado de profundizar dicha exclusión aumentando la brecha entre ricos y pobres. Actualmente la crisis, producto y esencia de un modelo que se ajusta el cinturón, expulsa a muchos jóvenes que lograron acceder a la Universidad y ven peligrar su permanencia. Entonces tenemos un inmenso grupo que no puede ingresar a la educación superior y otro que esta siendo expulsado; evidenciado en el nivel de deserción estudiantil y la disminución de las matriculas año a año.
El protagonismo del movimiento estudiantil en las demandas de políticas activas de bienestar e inclusión social se evidenció en la apertura del comedor (clausurado en los 70´s por la dictadura), la apertura del albergue estudiantil, la extensión de becas, y la atención médica gratuita. A pesar de los avances logrados, la realidad indica que la problemática de fondo (exclusión y deserción) sigue vigente y profundizándose, haciendo necesario el desarrollo de nuevas y más políticas de bienestar estudiantil. El aspecto que encontramos inquietante de sobremanera, es que la implementación de estas políticas este a cargo de un aparato universitario viciado y cooptado por partidos y alianzas que se interesan mas por manejar de forma clientelar estos proyectos y asegurar su supervivencia en los cargos de gobierno, que por tener una perspectiva que socialice los beneficios.
Puntualmente, para incrementar la calidad de vida de los estudiantes y garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a la universidad tal como expresa el artículo 109 del nuevo estatuto de la UNLP, demandamos:

 Abrir todos los pabellones y democratizar el ingreso del albergue universitario para que no responda a lógicas punteriles. Exigimos que se otorguen becas y que se tome como insumo el empadronamiento que venimos realizando en las distintas facultades.
 Convenio de transporte que permita materializar la universalización del boleto estudiantil de corta, media y larga distancia.
 Eliminación del cupo de tickets, apertura de otra boca de expendio, e implementación del turno noche en el comedor estudiantil (aprobado en el Consejo Superior en el año 2007).

VI LES ¿Profesionales para que?
Quienes estudiamos hoy en las universidades públicas argentinas somos conscientes de que la educación superior es un derecho y posee un valor estratégico para el despliegue de un proyecto de sociedad que suponga al pueblo emancipándose. Este ideal revolucionario que como militantes y estudiantes forjamos día a día se encuentra enquistado por los estrechos márgenes de la Ley de Educación Superior. , esta ley nefasta que fue instalada mas allá de la activa resistencia y repudio del movimiento docente-estudiantil y contiene una cantidad de puntos problemáticos que reflejan el desmedro de una educación pública por el privilegio de un modelo educativo mercantilizado.
Sabemos que iguala enseñanza pública y privada, deja abierta la posibilidad de establecer aranceles y restricciones de ingreso, entre algunas de sus funestas consecuencias. Pero hay un punto donde hoy nos interesa hacer hincapié y es aquello que consideramos nodal para abrir un debate genuino acerca de la educación superior: ¿profesionales para que? Todas nuestras carreras se encuentran atravesadas por una ideología que hace bandera de la individualidad y la lógica mercantil. Hoy se nos enseña como estudiantes haciendo énfasis en “como vendernos mejor” “como llegar a competir en mejores condiciones” sin guiar nuestra formación hacia los valores solidarios de una praxis transformadora y comprometida con nuestra sociedad.
Ya anteriormente retomamos aquellos mandatos que consideramos indelegables de la reforma universitaria de 1918, traemos nuevamente la idea acerca de que la universidad debe pensarse a sí misma a fin de cuestionar su papel en la sociedad en la cual está inmersa. Esto significa preguntarse por el sentido del conocimiento que produce, a fin de vincularlo con las necesidades del pueblo.
En este sentido rechazamos enérgicamente la ideología y la práctica que orienta una formación de elites profesionales, que no se solidariza con las verdaderas demandas del pueblo soberano, y consideramos fundamental sean revisados críticamente los cimientos que edifican hoy la educación superior, acomodada y amoldada a intereses económicos y políticos solidarios con la dominación del imperialismo, acondicionada según lógica de un mercado que se encuentra en el camino y horizonte de los proyectos neoliberales.
Resistimos, objetamos y rebatimos este escenario de producción del conocimiento, como miembros de la comunidad educativa cuestionamos hoy las bases que pretenden formar moldes homogéneos y acríticos.
Queremos ser profesionales comprometidos con la sociedad de manera genuina, queremos transformar el individualismo en construcción colectiva, queremos ser parte y causa de un cambio social que se produzca desde lo todos los sectores, y desde el nuestro, en defensa de la educación y producción del conocimiento impulsamos los valores sobre los cuales debemos construir el cambio de la Educación Superior.

***

Finalmente, desde el movimiento estudiantil y dada nuestra responsabilidad como gremio, entendemos necesario avanzar en un nuevo proyecto de Universidad que nos permita construir otro modelo de educación, superar la reproducción unilateral y aislada del conocimiento, repensar nuestro rol como estudiantes, graduados, docentes y trabajadores, intervenir con vocación transformadora en las problemáticas sociales y poder construir así una Universidad verdaderamente emancipadora.

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